Origen de dVL

Cuentan en el pueblo que Tomás, un vecino al que le fueron bien las cosas (económicamente hablando), se le ocurrió montar un motel, un hotel de carretera en la N-630. Para lo cual adquirió un antiguo y enorme caserón con el propósito de reformarlo y modernizar su aspecto.

Casa original

En 1994 abandonó su aventura empresarial dejando algunos espacios sin construir y una segunda planta con 12 habitaciones y 3 baños comunes (no es de extrañar, en esa época se compartían los baños con toda naturalidad en pensiones y hostales).

Fachada actual hacia N-630

Cuando lo adquirimos, el edificio llevaba 16 años abandonado y se había convertido en un caserón desahuciado. Era solo una fachada de ladrillo visto con un interior sombrío, sin acabar, lleno de cachivaches.

Las palomas eran las dueñas y lo habían convertido en un palomar. Los gatos de Marilines (la dueña del estanco-tienda de al lado) campaban a sus anchas y eran los verdaderos inquilinos del hotel que no fue. Los materiales de obra rodaban por todas partes. No queremos recodar la gotera porque todavía temblamos.

En diciembre de 2019 dábamos la señal correspondiente y quitábamos el cartel de se vende.

En los primeros días de marzo de 2020 firmábamos la compra. Una semana más tarde se declaraba el estado de alarma por la pandemia y quedábamos confinados en el pueblo.

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