La fachada

La fachada de ladrillo visto, toda una filosofía de construcción en la comarca.

Esta fachada es la que da a la N-630 y calle principal del pueblo. Es la fachada que el pueblo conoce desde el intento de Tomás de construir su hotel. La cristalera actual sustituye a una puerta de garaje que pasaba entre lo que iba a ser la recepción (ahora salón-estar) y la cafetería (ahora salón-albergue) y permitía que los clientes aparcasen en el patio trasero.

Es una fachada que en principio puede parecer anodina, pero tiene dos características que la hacen especial y nos pareció que merecía la pena conservarla:

La primera es su estilo de ladrillo redondeado en las esquinas evitando aristas. Este estilo está reproducido con cuenta gotas por toda la comarca, era la forma de construir de un albañil apodado “el Rubio de Villarin”, que ejerce en la actualidad a pesar de sus nosecuantos años. Lo de “construir sin aristas” podría ser casi una filosofía de vida si se aplicase a otros aspectos de la vida: “conversar sin aristas”, “negociar sin aristas” … Nos gustó lo de “sin aristas”.

La otra característica que la hace especial es el ladrillo utilizado, es de los últimos que salieron de la antigua fábrica de ladrillos de Eloy Silió.

Eloy Silió fue un industrial cántabro afincado en Valladolid fundador de la Tejera Mecánica y de La Cerámica, ambas dedicadas a la fabricación de materiales de construcción. Silió incorporó a sus fábricas una avanzada tecnología de origen francés apropiada para satisfacer las necesidades que en este sentido provocó el crecimiento urbano en Valladolid y comarcas limítrofes de Zamora y Palencia. Esto fue a comienzos del siglo XX, época en la que el ladrillo empezó a tener un papel muy importante; no sólo respecto a la construcción, sino también como material decorativo.

En 1908 las dos fábricas se convierten en la Sociedad Anónima «La Cerámica», construyéndose una nueva fábrica de gres. En 1915 se fusiona con La Progresiva de Castilla, antigua fábrica de tejas.

La fábrica cerró a principio de los noventas, pero el edificio, por suerte, no fue derribado y se conserva en la actualidad. Silió es el nombre de la calle donde se sitúa la antigua fábrica de cerámica.

Durante la primera década de este siglo la fábrica fue rehabilitada y reutilizada, albergando en la actualidad un supermercado.